Programa 2: Atardeceres culturales en las escuelas

En los pueblos suele llamarse “el cole” a la institución y “las escuelas” al edificio. Como ya se ha indicado en este proyecto, en la actualidad los colegios rurales en nuestra provincia, gracias a las políticas del actual gobierno regional, son una infraestructura con un equipamiento tecnológico y condiciones de conectividad en muchos casos único en los pueblos más pequeños. A la vez, constituye un espacio muy relevante para la mirada contemporánea sobre la cultura rural. No en vano, las recomendaciones del Ministerio de Cultura en este sentido vienen a señalar que “El papel de la escuela rural –esto hay que subrayarlo- ha sido y es fundamental, crítico, tanto para asentar población como para generar identidad colectiva, para transmitir el sentido del lugar y el sentimiento de pertenencia a una comunidad, para propiciar la transferencia intergeneracional de la propia cultura y estimular una nueva producción cultural capaz de atender a otros tiempos y sentidos y por su potencial para el desarrollo de proyectos innovadores.” 

Una sinergia evidente para este programa es la existencia en la mayoría de nuestros pueblos de un proyecto financiado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Macha, el Plan Corresponsables, gracias al cual los ayuntamientos pueden contratar monitores que se encargan básicamente de las actividades extraescolares de los niños del pueblo. La oportunidad de colaboración resulta evidente pues tenemos juntos a los más pequeños, con lo que podemos diseñar y programar intervenciones específicas desde la perspectiva intergeneracional, invitando a los más mayores a participar, también como actores, para cerrar el círculo, recuperando la práctica cultural como una actividad de la comunidad. 

En este sentido, y de nuevo para el Ministerio de Cultura, los procesos educativos que conectan con la herencia cultural resultan esenciales en la transmisión de saberes útiles (TEK), memoria, vínculos y emociones vinculados al territorio, en definitiva, para el arraigo.  En la visión de Benito Burgos, “La interrelación entre educación y cultura-artes se proyecta como particularmente feraz para el fortalecimiento del arraigo y la reimaginación cultural de nuestros pueblos”.

En este sentido y para el mismo autor, la cultura es ese “momento” que nos permite estar juntos y aferrarnos a los otros.  En este sentido coincidimos en que quizá no haya acto con mayor poder transformador que ese “estar juntos” para pensar y hacer en común, porque nos (re)conecta con las personas y con el territorio. Para el programa se plantea diseñar intervenciones específicas tanto desde la cultura local (abuelos) como generando prácticas educativas innovadoras (mención de lenguajes creativos), o mediante la colaboración con otros actores culturales de la provincia, intentando a la vez coordinar y optimizar desde el punto de vista intencional, con la programación cultural institucional existente.